"Yucatán, tierra con nuevos vicios..."
24 de mayo de 2019
Cuando era niño pasaba por la casa un señor vendiendo chanclas y sandalias, venia de un municipio lejano, la verdad no recuerdo cual, pero esa figura era normal verla entrar hasta la sala de la casa para enseñar la mercancía y hasta tomar un vaso de agua fría que mi abuela o mi madre le ofrecía. Lo mismo sucedía con el señor que vendía cosas que traía de Chetumal, recuerdo que era sinónimo de fiesta para mis hermanas y para mí que nos compraran esos quesos que venían en forma de triángulo.
Esa actividad era normal, se le abría la puerta a cualquiera que llegara a la casa, y como decía la vieja costumbre “a nadie se le negaba ese vaso de agua fría que te hace demandar el intenso calor que se siente por estas tierras”, mi Yucatán, una entidad en donde antes el tiempo se detenía, donde abrirle la puerta a un extraño no representaba amenaza alguna.
Creo que los tiempos han cambiado y ya no estamos solos, así como llegan nuevos incentivos de otros lugares para fortalecer la economía local han llegado también algunos vicios de grandes urbes, el sentir y percepción de los yucatecos han cambiado en las dos últimas décadas, si es verdad del potencial que representamos para el desarrollo nacional también es cierto que en la entidad ya hay focos rojos en cuanto índices de violencia incluyendo por supuesto a su capital.
No se puede negar que en comparación con otros Estados somos ejemplo con bajos indicadores de actos delictivos, pero tampoco se puede soslayar los casos de feminicidios, ataques por homofobia, choferes de transporte publico asesinados, cuerpos con signos de violencia que aparecen en el monte o aguadas, asaltos en el primer cuadro de la ciudad y a domicilios, y el rosario puede seguir creciendo.
Tratar de comprender que está sucediendo podría tomarnos más tiempo en vez de ya entender que no es el mismo Yucatán, si bien se cataloga como una demarcación tranquila ya no podemos dejar las puertas de las casas abiertas de par en par, o los autos con los cristales abajo y con objetos de valor a la vista, al abordar un taxi o algún transporte público implica también tomar las precauciones necesarias para nuestra seguridad, ahora hay que revisar hasta los cajeros para que no nos clonen las tarjetas donde nos depositan nuestra quincena, o peor aún, ya no confiar en desconocidos.
No es fatalismo, es realidad y emulando los memes que circulan en la red, remato “se tenía que decir y se dijo”.
Nota escrita por
Rigel Alonzo
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El Silencio no es para los Inocentes, con Rigel Alonzo