Yo no evito el Halloween, preservo el Hanal Pixán

31 de octubre de 2023

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Verdad hay en todos los argumentos, pero verdad también es que el llamado “Halloween” va ganando más terreno año tras año, tal es el ejemplo que ahora niños en Mérida pasan a pedir dulces de casa en casa, o de salón en salón en las escuelas, casi como las ramadas en diciembre.

 

¿Cómo explicarnos también? Que, en estas fechas no solo hay concursos de altares, también de disfraces, desfilan momias, Dráculas, hombres lobo, personajes del cine de terror en fin, una vez más el mentado Halloween.

 

En Yucatán ya no vivimos solos, en Mérida ya no solo hay yucatecos, el desarrollo integral en ciudades como la nuestra va trayendo consigo también ápices culturales que encuentran eco en una sociedad que en ocasiones las adopta, por divertidas, llamativas, imitación en fin multifactorial.

 

Siendo celosos de lo local, le pregunto a usted ¿en qué momento nuestro altar empezó a tener calaveritas de azúcar? Eso según yo, es más del centro del país. 

 

Si criticamos o satanizamos el Halloween como algo que no es de nosotros o resultado de una mercadotecnia en un mundo globalizado en el que pertenecemos, entonces habrá que analizar cómo estamos consumiendo en nuestras navidades.

 

En mi opinión creo que es imposible evitar que permeen otras costumbres en nuestra tierra maya, lo que sí podemos evitar es perder las nuestras, desde la comida hasta el vestir, desde nuestros cuentos y fábulas hasta nuestra música, recibamos a esa gente con la hospitalidad que nos caracteriza enseñándole con orgullo lo que aquí se cree, lo que nos ha hecho ser un pueblo milenario.

 

Ayer en mi trabajo partícipe en un concurso de disfraces y lo tome como un sano relajo, pero después de quitarme el maquillaje, con todo el respeto y la ceremonia que la ocasión merece, le di la bienvenida a mis muertos en mi altar.

 

Yo no evito el Halloween, preservo el Hanal Pixan.

Información de

Rigel Alonzo

¿Halloween o Hanal Pixan? Aún se hace la pregunta, muchos defensores de nuestra cultura y otros de religión satanizan la fiesta de origen anglosajón por ser algo que no nos pertenece, o peor aún, por ser pagana.

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