Un Papa Jesuita en México

12 de febrero de 2016

Un Papa Jesuita en México

Un Papa Jesuita en México

 

Jorge mario Bergoglio, es el Pontífice número 266, y en su primera ocasión en México, visitará el Distrito Federal, Estado de México, Chiapas, Michoacán y Chihuahua.

 

El nuevo Papa Francisco, hasta hace muy poco cardenal Jorge Mario Bergoglio, tiene una amplia experiencia pastoral que le ha llevado a sus 76 años a ser el 266 Pontífice de la Iglesia Católica. Es además se trata del primer Papa jesuita.

Es una figura destacada de todo el continente y un pastor sencillo y muy querido en su diócesis en Buenos Aires, que ha visitado a lo ancho y a lo largo, incluso trasladándose en medios de transporte público, en los quince años de ministerio episcopal.

«Mi gente es pobre y yo soy uno de ellos», ha dicho más de una vez para explicar la opción de vivir en un apartamento y de prepararse la cena él mismo. A sus sacerdotes siempre les ha recomendado misericordia, valentía apostólica y puertas abiertas a todos.

Lo peor que puede suceder en la Iglesia, explicó en algunas circunstancias, «es aquello que De Lubac llama mundanidad espiritual», que significa «ponerse a sí mismo en el centro». Y cuando cita la justicia social, invita en primer lugar a volver a tomar el catecismo, a redescubrir los diez mandamientos y las bienaventuranzas. Su proyecto es sencillo: si se sigue a Cristo, se comprende que «pisotear la dignidad de una persona es pecado grave».

Es el primer Papa de la Compañía de Jesús, aunque no siempre ha tenido las cosas fáciles por parte de sus compañeros. Llegó a ser el provincial de la Compañía en el periodo que va desde 1973 a 1980 donde se opuso de manera firme a la Teología de la Liberación*, motivo por el cual tuvo que llamar al orden a algunos de sus hermanos. Esta firmeza con ellos le fue devuelta cuando dejó de ser provincial tras ser «desterrado» a Córdoba sin competencias.

 

(* La Teología de la Liberación es un intento de interpretar las Escrituras a través de la crisis económica de los pobres. Es en gran medida una doctrina humanista. Comenzó en América del Sur en la turbulenta década de 1950 cuando el marxismo estaba haciendo grandes ganancias entre los pobres debido a su énfasis en la redistribución de la riqueza y su promesa a los campesinos pobres para compartir la riqueza de la élite colonial y así mejorar su situación económica. Como una teología, tiene muy fuertes raíces católicas.)

Ha sido acusado por grupos de izquierda por colaborar supuestamente con la dictadura militar argentina ya que durante su etapa como provincial, dos jesuitas simpatizantes de la Teología de la Liberación fueron secuestrados. Ese es todo el vínculo.

En 1992, Juan Pablo II quiso recuperar a Bergoglio y le nombró ni más ni menos que obispo auxiliar de Buenos Aires. En 1998 fue nombrado Arzobispo y más tarde presidió dos veces la Conferencia Episcopal Argentina; tres años (2001) más tarde, fue creado Cardenal.


Durante el conflicto con el campo, en 2008, Bergoglio llegó a pedir a Cristina Fernández un «gesto de grandeza» con las patronales agrarias, denunció «homogeneización» del pensamiento y «crispación social».

 

En 2010, la cúpula de la Iglesia católica argentina libró una «guerra de Dios» contra el Gobierno y trató por todos los medios de evitar la aprobación de la Ley que reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo. Bergoglio encabezó manifestaciones, movilizó a los sacerdotes en defensa de la «unidad familiar» y convocó vigilias frente al Parlamento.

Hasta el inicio de la sede vacante era miembro de las Congregaciones para el culto divino y la disciplina de los sacramentos, para el clero, para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica; del Consejo pontificio para la familia y de la Comisión pontificia para América Latina.

Ratzinger renuncia en medio de nubarrones de críticas tales como estafas, pedofilia, tráfico de menores, luchas intestinas de poder en la curia romana, ante las cuales, el cardenal ex líder del actual Santo Oficio de la Inquisición (hoy llamada “Congregación para la Doctrina de la Fe”) no quiere hacerse parte ni asumir mayores responsabilidades.

El 12 de marzo de 2013, el Cónclave que debía elegir al sucesor de Benedicto XVI, el primer Papa de la historia que renunció por motivos de edad, comenzó con mucha incertidumbre mucho mayor a la que se respiraba en abril de 2005, cuando los purpurados electores (menos dos: Joseph Ratzinger y William Wakefield Baum) debían afrontar por primera vez la experiencia de un Cónclave.

En 2013 lo que había imperado eran los escándalos, en particular una cierta gestión de la Curia romana. Muchos de los problemas en cuestión se habían originado en el Pontificado wojtyliano y Benedicto XVI había tratado de remediarlos con mucha valentía (basta recordar las normas en contra de la pederastia y la transparencia financiera), pero tenía que pagar la falta de colaboradores que estuvieran a la altura de su tarea.

Superado el “quórum” durante el cónclave, Bergoglio recibió el abrazo del cardenal que estaba sentado a su lado, Claudio Hummes, y de sus palabras («no te olvides de los pobres») recibió la inspiración para elegir el nombre de Francisco. Una hora después de la “fumata bianca” se asomó por primera vez desde el balcón hacia la Plaza San Pedro y comenzó un Pontificado lleno de novedades.

El Papa Francisco decidió hacer de la Casa de Santa Marta su lugar de residencia, renunciando así al Palacio Apostólico Vaticano usado por los papas desde Pío X en 1903. En concreto, se aloja en la suite 201, destinada para el nuevo pontífice, la cual consta de un dormitorio, un salón y un baño. Su propósito es buscar una «forma simple de vivir y la convivencia con otros sacerdotes». No obstante, el Palacio Apostólico sigue siendo utilizado para audiencias y para el rezo del Ángelus.

La misa de inauguración del pontificado del papa Francisco tuvo lugar el 19 de marzo de 2013, solemnidad de san José. A la ceremonia acudieron delegaciones oficiales provenientes de 132 países del mundo; y líderes de otras confesiones religiosas. Entre los representantes de otras denominaciones cristianas que acudieron a dicha ceremonia se encontraba el patriarca de Constantinopla Bartolomé I, un hecho insólito que no ocurría desde el Cisma de Oriente, hace casi mil años.

Durante la ceremonia le fue colocado el palio y entregado el anillo del Pescador, que no es de oro como era habitual, sino de plata dorada, y en su homilía, Francisco habló del poder que otorgó Cristo a San Pedro: «Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio», afirmó, considerando la figura del papa como alguien que «debe poner sus ojos en el servicio humilde» y «abrir los brazos para custodiar a todo el pueblo de Dios y acoger con ternura y afecto a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, los más débiles, los más pequeños». 

Como muestra de esta actitud de humildad, Francisco también dejó de usar algunos elementos de la vestimenta de sus antecesores, como los zapatos rojos —hechos por un zapatero a medida en el caso de Benedicto XVI— por unos de color negro, comunes; rechazó también el uso del sobrepelliz y la muceta roja así como el uso de la cruz pectoral de oro con incrustación de piedras preciosas, reservada a los papas. En cambio, optó por una de plata que recibió como regalo al ser electo obispo en Oca, en 1992.

Entre sus acciones al frente de la Iglesia Católica, destaca la creación del Consejo de Cardenales el 13 de abril de 2013, para satisfacer las necesidades de Reforma dentro de la Curia Romana y revisar la Constitución apostólica Pastor Bonus.

Gracias a este Consejo, se han tomado medidas de gran importancia como son: la creación de una Comisión especial para la protección de los menores víctimas de abusos sexuales y para la luchas contra los curas pedófilos; la creación de tres Comisiones para asuntos económicos, una que investiga al Instituto para las Obras de Religión, otra el conjunto económico y administrativo de la Santa Sede y una más que intensifica la vigilancia en las finanza vaticanas; por otra parte, también se creó la Secretaría de Economía para coordinar la gestión financiera y administrativa del Vaticano, mejorar el uso de sus recursos y programas, así como elaborar el presupuesto anual de la Santa Sede y el Estado de la Ciudad Vaticano.

Su primer año fue muy activo y también destacó la realización de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de Obispos, única en su tipo, porque en ella se abordaron por primera vez temas derivados de situaciones social y eclesialmente controvertidas como: la difusión de las parejas de hecho, las uniones entre personas del mismo sexo y su eventual adopción de hijos, los matrimonios mixtos o interreligiosos, la familia monoparental, la difusión del alquiler de vientres y el debilitamiento o abandono de la fe en el sacramento del matrimonio y en la confesión.

En ese mismo año se dio otra de las acciones que sin duda marcan su pontificado, la canonización de Juan Pablo II a quien se refirió como “el Papa de la familia” y Juan XXIII, “el Papa de la docilidad al Espíritu Santo”. En la ceremonia estuvo asistido por el Papa emérito, Benedicto XVI.

 

En México…

La vista del Papa Francisco a México se llevará a cabo del 12 al 17 de febrero, abarcando la Ciudad de México, Estado de México, Chiapas, Michoacán y Chihuahua.

Tras su llegada, el 12 de febrero, la primera ruta será del Hangar Presidencial, alrededor de las 19:45 horas locales, a la Nunciatura Apostólica. Propiamente, las actividades iniciarán el sábado 13 de febrero, cuando el obispo de Roma salga de la Nunciatura, aproximadamente a las 08:45 horas, hacia Palacio Nacional, donde se encontrará con el presidente de México, Enrique Peña Nieto.

 

Concluida su reunión, el papa Francisco saldrá de Palacio Nacional a las 11:00 horas y hará un recorrido en el papamóvil por la plancha del Zócalo capitalino. Antes de entrar a la Catedral Metropolitana ?donde sostendrá un encuentro con los obispos de México–, recibirá las Llaves de la Ciudad de manos del jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, y será acompañado por las campanas de Catedral.

 

Pasado el mediodía, el santo padre dejará la Catedral Metropolitana y hará su recorrido nuevamente hacia la Nunciatura Apostólica, alrededor de 13:30 horas.

Ese mismo día, por la tarde, el Papa celebrará una misa en la Basílica de Guadalupe. Saldrá de la Nunciatura a las 16:00 horas a través de Insurgentes, el Eje 8 Sur, el Eje Central Lázaro Cárdenas, Paseo de la Reforma y su continuación, Calzada de Guadalupe, hasta arribar al Tepeyac.

 

Para el domingo 14 de febrero, el papa Francisco saldrá de la Nunciatura y se desplazará hasta llegar al helipuerto del Campo Militar, donde tomará un helicóptero rumbo al predio del Tianguis de Autos Ballisco, en el municipio de Ecatepec.

 

De ahí se trasladará al Centro de Estudios de esta población, donde presidirá una misa multitudinaria en el predio conocido como “El Caracol”. Por la tarde regresará en helicóptero al Campo Militar “Marte”, para dirigirse al Hospital Infantil de México “Federico Gómez”.

 

Para el lunes 15 de febrero Francisco saldrá muy temprano, a bordo de un auto cerrado, de la Nunciatura hacia el Hangar Presidencial, donde tomará el vuelo rumbo al estado de Chiapas. En esa entidad visitará primero la diócesis de San Cristóbal de las Casas y posteriormente la de Tuxtla Gutiérrez, y por la tarde regresará a la Ciudad de México.

 

El martes 16 de febrero nuevamente se trasladará al Hangar Presidencial a muy temprana hora para viajar al estado de Michoacán; por la noche regresará a la Ciudad de México para pernoctar en la Nunciatura.

 

Finalmente, el miércoles 17 de febrero saldrá de la Nunciatura a bordo del papamóvil hasta el Hangar Presidencial. Ahí tomará el avión que lo llevará a Ciudad Juárez, donde visitará el Centro de Reinserción Social 3, el Colegio de Bachilleres y el Seminario Conciliar, para finalmente acudir al predio ‘Antigua Feria Expo’, donde celebrará una misa con migrantes y víctimas de violencia.

La visita del Papa Francisco concluirá con la ceremonia de despedida en el aeropuerto de Ciudad Juárez a las 19:00 horas.&g

Nota escrita por

Subiria Duarte

Jorge mario Bergoglio, es el Pontífice número 266, y en su primera ocasión en México, visitará el Distrito Federal, Estado de México, Chiapas, Michoacán y Chihuahua.

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