¿Un jalón de orejas a diputados federales para mantener la compostura en San Lázaro?

Como el inesperado jalón de orejas de un padre a un chamaco mentecato, la operación de blindaje en la Cámara de Diputados parece enviar sin rodeos un claro mensaje a los diputados federales que se comportan como niños y niñas malcriados en las ceremonias solemnes del Palacio Legislativo de San Lázaro: “se acabo el relajo”.
En medio de la expectativa, la polémica y la crítica, cientos de elementos de seguridad federales blindan el Palacio Legislativo de San Lázaro, donde tomará protesta Enrique Peña Nieto el 1 de diciembre.
Desde la toma de posesión de Felipe Calderón hace seis años, diputados federales de todos los partidos avergonzaron a México cuando ante la pasión política se quitaron la máscara de niños y niñas buenos dejando al descubierto el verdadero cobre con sus gritos, insultos, mentadas de madre y empujones.
Como el miedo de quedar en vergüenza no anda en burro, la operación de protección de Enrique Peña Nieto durante la toma de protesta incluirá a más de 1,000 efectivos del Estado Mayor Presidencial, 250 elementos de la policía federal y otros más destinados al resguardo de la Cámara de Diputados.
Parece que se intenta evitar la bochornosa situación que experimento Felipe Calderón durante su ascensión al trono más grande de México, un momento que emitió una imagen débil ante los mexicanos que veían pendientes de los medios de comunicación, día cuando no pocos se imaginaban que sería el primer presidente en afrontar cara a cara al narcotráfico como primer punto de su agenda.
Parece que el orden y la disciplina están regresando al recinto de San Lázaro.