Los llamados grupos de autodefensa civil.
21 de febrero de 2013
Han estado surgiendo, en Michoacán y Guerrero, al menos de manera más visible en estos estados, los llamados grupos de autodefensa civil y las policías comunales. Los habitantes, que son campesinos en su gran mayoría, han decido que su tranquilidad debe sostenerse ahora a punta de fusil.
Las llamadas guardias comunales no son otra cosa que un grito desesperado de familias indefensas ante los secuestros, violaciones y “levantones” registrados es carreteras que atraviesan o llegan a estas comunidades. Hombres con la piel curtida y las manos callosas dejaron de tenerle miedo al hambre para enfrentar otros miedos.
Algunos esconden el rostro con una capucha o paliacate para no ser identificados por los delincuentes, o por las policías municipales, que al parecer muchos se mezclan en el mismo bando. El terror está sembrado, las barricadas apenas aguantan el miedo que ronda por las casas. De ninguna manera es un acto legal en un estado de derecho, pero para estas familias es legítima defensa ante el olvido de una República que mantendrá la llamada “estrategia equivocada”.
Hace unos días, le fue entregado al presidente Peña Nieto, por parte del ejército y la armada, la espada y el sable que lo sitúa como mando supremo de las fuerzas armadas. Los militares Indicaron que en ese instrumento “se encuentran sublimadas las virtudes primarias del comandante de tropas, el honor, el valor, la lealtad y la justicia, que es un emblema de libertad”.
Es momentos apremiantes para la comunidades devastadas por el crimen organizado, resulta imperante que empiece actuar esa espada y sable, que no quede en lo simbólico, que sea un acto apegado a derecho, pero inmediato. De ninguna manera tomar las armas y la justicia por propia mano será la solución para cuidar a nuestras familias. El estado debe tener mejores respuestas. O usted qué opina amable radioescucha.
Editorial del 21 de febrero 2013