La corrupción
07 de enero de 2015
Amigos, buen día:
Tres temas ancestrales estuvieron presentes de manera especial y reiterativa durante el año 2014, el desempleo, la inseguridad y la madre de todos los males, la corrupción, evento que podemos definir como la consecuencia de obtener aparentes ventajas y beneficios, pasando por encima de principios, valores y normas, en perjuicio del interés común.
La corrupción se da entre dos entidades, y no se limita al hecho de dar y recibir dinero o bienes materiales a cambio de favores, la corrupción se presenta de muchas formas y no es privativa del gobierno, es un grave problema social presente y nos afecta a todos.
En el aspecto urbano, por presiones o por simples intereses, el autorizar o aprobar obras de infraestructura, equipamiento, servicios o inmuebles, sin el adecuado sustento normativo, es corrupción; pero negar una autorización cuando se cumplen con las normas urbanas y de construcción vigente, también es corrupción.
En este tema, otra forma de corrupción es el no actuar cumpliendo con las correspondientes facultades y ceder a otras instancias, que no tienen competencia municipal, la decisión de una aprobación, con la consiguiente pérdida de tiempo y dinero, haciendo imposible el pensar en un desarrollo.
En materia de empleo, las pocas inversiones que se dieron, las encontramos en sectores muy particulares y de manera puntual, no hay una verdadera derrama económica que llegue a la mayoría de los sectores y de la población, que permita facilitar una vida familiar aceptable, sin angustias y sobresaltos.
Si bien con el tema de la inseguridad, en el nivel que se presenta en otras entidades no lo tenemos, es gracias a la actuación preventiva de los cuerpos públicos de seguridad. Pero, la falta de empleo, de trabajo y de recursos, son factores que pueden llevarnos a una no deseada crisis y de violencia social.
Sin embargo, tampoco estamos en jauja, el comportamiento social manifestado en estos últimos días de diciembre y los primeros de enero, es de considerarse.
La agresividad de los conductores del transporte público, de servicios y de particulares en la vía pública o en los estacionamientos de las plazas comerciales, las actitudes de la gente en las calles y sobre todo en los comercios, es lamentable. A veces me pregunto ¿porqué en estas fechas la gente se pone tan agresiva? ¿Hay alguna razón psicológica, antropológica, metereológica, barométrica, de biorritmos, que influya en los cerebros y nos induzca a actuar con tanta prepotencia? Este comportamiento es la antítesis de la tan deseada paz navideña y de los regalos de los magos de oriente.
Deseo equivocarme en esta percepción y ojalá que la cordura, tolerancia, prudencia y cortesía vuelva a nuestros hogares y a nuestra comunidad.
Hasta aquí mi comentario.
Manuel J. Castillo Rendón.