Hasta guayaberas compraron los inculpados con las tarjetas del doctor Triay

30 de junio de 2016

Hasta guayaberas compraron los inculpados con las tarjetas del doctor Triay

Tras haber asesinado a su colega el doctor Felipe Triay Peniche, los psiquiatras Enrique Lara González y Pablo Santos García Gutiérrez recorrieron diversos comercios de la ciudad y realizaron diferentes compras con las tarjeras de crédito y débito de su víctima, que incluyeron no sólo los instrumentos utilizados para descuartizar el cadáver, sino hasta aires acondicionados, mascarones de madera y guayaberas.

En la entrega anterior dimos cuenta de la comparecencia de dos testigos que relataron sobre las adquisiciones del doctor Lara González en una tienda de Bomsa en Plaza Las Américas, y en la audiencia de este lunes comparecieron tres que acusaron a Pablo Santos de diversas compras, siempre con las tarjetas de su víctima, el doctor Triay Peniche.

Oscar Andrés Pérez Alonso, empleado de Office Depot en Plaza Dorada, declaró que el 16 de agosto de 2014 le vendió diversos artículos a una persona con los rasgos físicos de Pablo Santos, entre ellos un equipo multifuncional Epson, una Laptop MacBook Pro de 13.3 pulgadas, un portafolio para computadora y diversos artículos de oficina.

Agregó que, como se hace con las compras de más de $1,500, le colocó una etiqueta verde, redonda, a la caja que contenía el equipo multifuncional, en la que se especifican las políticas de garantía de la tienda, el número de sucursal donde se realizó la venta, la fecha de la misma, el artículo de que se trate y la firma del gerente. Terminada su declaración le fue puesta la a la vista una caja que se encontró en la camioneta del Dr. Triay Peniche, en la que fue depositado parte del cuerpo, y reconoció que era la misma del multifuncional que vendió el 16 de agosto de 2014.

Pérez Alonso reconoció también, en unas fotografías, el multifuncional Epson encontrado en la habitación de Pablo Santos y en el que fue hallada una huella digital del otro inculpado, Lara González, y también un “boucher” con el que fue cubierto el costo de la compra, y que corresponde a una tarjeta de débito del Banco HSBC a nombre del Dr. Triay Peniche.

El segundo testigo del día fue la señora Alicia Margarita Rivero Flores, quien trabaja en una tienda de artesanías en el centro de la ciudad. Dijo que el 19 de agosto de 2014, a eso de las 8:30 de la noche, atendió a una persona con los rasgos físicos del inculpado Pablo Santos, quien adquirió dos mascarones de madera, en $4,500, y pagó con una tarjeta de crédito del Banco HSBC, sin solicitarle identificación al cliente.

Manifestó que fue hasta que la Policía Ministerial se presentó en la tienda para solicitar información de las compras realizadas con las tarjetas del Dr. Triay Peniche cuando se dio cuenta que la persona que había comprado ese par de máscaras de madera había pagado con una tarjeta de crédito del Dr. Triay, cuando éste ya había fallecido.

La señora Rivero manifestó que ella acostumbra fotografiar todas las artesanías que vende, y que recuerda muy bien dicha venta, primero porque son escasos los días en que se vendan $4,500 en la tienda y, en segundo, ya que es sumamente extraño que alguien adquiera ese tipo de artesanía puesto que ella más bien está dedicada a vender miniaturas. De inmediato exhibió unas fotografías donde se podían apreciar los mascarones de madera que en su oportunidad vendió.

La defensa de Pablo Santos intervino para señalar que podría tratarse de piezas similares adquiridas en alguna otra tienda de Mérida, pero la señora Rivero le aseguró categórica que al tratarse de tallados en madera hechos a mano, es prácticamente imposible que haya dos piezas idénticas, aún siendo de la misma imagen, ya que por la misma naturaleza del tallado es imposible que todos los surcos en la madera sean del mismo tamaño, posición y profundidad.

Por primera vez en lo que va del Juicio, el Tribunal cotejó las fotografías que presentó la señora Rivero con las máscaras halladas en el cateo de la habitación de Pablo Santos y comprobó que corresponden exactamente las unas con las otras.

Por último compareció la señora Celmy Lucely Canché Ucán, encargada de ventas de la Boutique Azul, en el Hotel Fiesta Americana, quien aseguró que conoce a Pablo Santos, ya que a mediados del 2013 éste comenzó a visitar la tienda con frecuencia, y siempre solicitaba prendas de vestir para probarse, pero en rara ocasión compraba y cuando lo hacía pedía las más baratas.

El 21 de agosto de 2014, recordó, cerca de las nueve de la noche se presentó el señor Pablo, como ella lo conocía, a solicitar diversas prendas de vestir para probarse, y entonces compró seis guayaberas y tres pantalones, para lo cual se le hicieron tres cargos a la que dijo era su tarjeta de crédito. No consideró necesario pedirle identificación ya que era un cliente que cada semana visitaba la tienda.

Agregó que empacó la compra en tres diferentes bolsas de plástico, pero cuando Pablo se retiró ella vio que le hacía falta una bolsa con doce guayaberas nuevas; pensando de inmediato que él se la había llevado.

Dos días después, el 23, el dueño de la tienda se percató del faltante y ella le contó lo sucedido, por lo que revisaron las notas de venta y los “bouchers” con los que se pagó y se dieron cuenta que la tarjeta pertenecía al Dr. Triay Peniche, quien, ya era de dominio público, fue encontrado muerto el día 20 del mismo mes, y cayeron en la cuenta que Pablo estaba utilizando la tarjeta del difunto Dr. Triay.

 

Por último y a solicitud de los fiscales, le fue puesto a la vista una nota de compra encontrada en el vehículo que conducía el inculpado Pablo Santos García al momento de su detención, señalando ante los Jueces que llevan la causa categóricamente y sin dejar lugar a dudas, que la misma se trata de un contrarecibo de la nota de compra que ella misma elaboró y que le entregó a Pablo García al momento de realizar la compra.

Escucha la nota

Pablo Santos García Gutiérrez, al igual Enrique Lara, hizo diversas compras con cargo a su colega al que habían asesinado

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