El transporte... una papa caliente

14 de noviembre de 2017

El transporte... una papa caliente

El transporte público será tema obligado a tratar con los candidatos que pasen a solicitar nuestro voto.

 

Ya nos quedó claro que con promesas y buenas intenciones no se resuelve este problema. Desde la época de Ana Rosa, las propuestas han sido muchas sin embargo el deterioro ha sido constante, a excepción de los circuitos: Metropolitano, Poniente y Plazas, Colonias y Hospitales, Aviación-Pacabtún y la primera etapa que se implementó de Situr. La mayoría de las demás rutas operan con pérdidas y algunas subsisten de milagro.

 

Entre los restos del espejo buscamos a los actores que participan en la movilidad de la ciudad: ayuntamiento, gobierno del estado, gobierno federal, concesionarios del transporte público de Mérida, Frente único de trabajadores del volante, otros taxis, plataformas digitales, Uber, choferes, martillos, CTM, CROC, mototaxis, líderes estudiantiles, ciclistas, peatones, automovilistas y finalmente, los usuarios.

 

En un rincón, resalta la imagen que muestra la fatiga de los cada vez más numerosos grupos de personas que bajo los rayos del sol; el mismo que reseca nuestra piedras, esperan la parada del camión.

 

Muchos usuarios prefieren pagar más usando otros medios de transporte porque esperar el camión simplemente no les está resultando.

 

Pero ¿cuáles son las preguntas que debemos hacer a los candidatos?

En lo personal, me gustaría empezar con cuatro y en función de ellas construir las otras:

  1. ¿Cuánto dinero piensa usted destinar a la infraestructura que requiere el transporte público?
  2. ¿Qué presupuesto mensual destinará usted al subsidio del transporte público?
  3. ¿Qué va a hacer usted para que Uber y los mototaxis operen legalmente y bajo los lineamientos de seguridad que requiere Escudo Yucatán?
  4. ¿De dónde va usted a sacar el dinero?

Si el aspirante titubea, evade o cantinflea, entonces quiere decir que no sabe, y lo que diga será darnos atole con el dedo.

 

 

Nota escrita por

Bernardo Laris

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