Diagnóstico de un operador sobre el mal servicio del transporte público

12 de noviembre de 2014

Diagnóstico de un operador sobre el mal servicio del transporte público

Un operador de autobús urbano, que omitió su nombre por temor a represalias, dio a conocer sus puntos de vista sobre el servicio que prestan en esta capital y puso el dedo en la llaga: en dos palabras hizo un diagnóstico del problema y de las causas que al parecer han ocasionado el cáncer en el transporte de pasajeros.

Entre otras cosas, dijo, el gobierno está haciendo una serie de estudios para mejorar ese servicio, pero a los operadores, que viven diariamente los problemas, no los toman en cuanta; es muy notoria la falta de educación vial en los meridanos y esto ocasiona muchos accidentes, y la necesidad que tienen de vender más boletos diariamente para no perder su trabajo lo obliga a seleccionar dónde parar y a quienes subir a la unidad.

En días pasados hicimos un sondeo entre los usuarios del transporte de pasajeros y éstos opinaron que ese servicio es deficiente y malo, las unidades están viejas y se encuentran en mal estado y que algunos operadores son groseros y prepotentes.

Ahora hicimos un recorrido por el primer cuadro de la ciudad para conocer la opinión de los operadores que, en su mayoría, declinaron hablar por temor a represalias por parte de las empresas para las que trabajan.

Los que si aceptaron la entrevista coincidieron en que a pesar de los estudios que se realizan para mejorar el sistema de transporte y las reuniones entre permisionarios y autoridades de transporte, su opinión no es tomada en cuenta.

 “Que se acerquen a nosotros que conocemos de primera mano la problemática”, afirmó un operador de la ruta Amapola de la ciudad que declinó proporcionar su nombre que comentó a manera de ejemplo una de las situaciones que diariamente enfrenta:

 “Aquí cerca los niños salen de la escuela, cruzan en la calle 66 para subirse al autobús estando los autos estacionados ahí, los niños tienen que viajar, ¿cómo los subes? en doble fila, es un riesgo para los niños, para todos y a mí como operador me pueden multar. Pero ¿En dónde está la autoridad para que retire los automóviles y te puedas estacionar para que los niños suban tranquilamente?” comentó.

 Sobre su situación laboral, esta persona mencionó que cuentan con IMSS, aguinaldo , un sueldo base y un porcentaje sobre el boletaje vendido pero al haber más de una empresa operando una misma ruta complica su estabilidad laboral:

 “Si tenemos prestaciones pero lo que más afecta aquí es la misma competencia, desgraciadamente si no vendo, me corren del trabajo. Por ejemplo:, competimos con la Ruta Cementerio y comienzas las carreras por el pasaje. Un ejemplo: si hay una persona que pide parada y más adelante hay cinco, ¿qué hago? Rebaso al otro camión y le doy parada a la gente” indicó.

Comentó que se ven forzados a realizar este tipo de maniobras con tal de captar un mayor número de pasajeros pero que a la vez, los mismos usuarios son los afectados ya que en ocasiones tienen que esperar que pase otro autobús que sí les de parada. Otro de los peligros a los que se enfrentan los operadores son los motociclistas, ciclistas y peatones que se le atraviesan intempestivamente principalmente en calles del centro de la ciudad.

Por último, ¿Qué proponen los operadores de transporte público para mejorar el servicio?

“En todas las ciudades se hacen carriles exclusivos para el transporte público, aquí es Mérida es la excepción,  las vialidades están en contra del transporte. Hay demasiados pasos peatonales, ¿Qué educación vial se le está dando a la gente si entre uno y otro solo hay una distancia de 20 metros? Por eso la gente se acostumbra a cruzar a media calle. Necesitamos que nos den las herramientas necesarias de vialidad para poder desempeñar nuestro trabajo”  finalizó.

La competencia entre los permisionarios la pagan los usuarios y la falta de educación vial ocasiona múltiples accidentes.

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