"Coincidencia o simples hechos"

La Cumbre de la Organización de Estados Americanos celebrada en Cancún estuvo marcada por el impasse diplomático entre México y Venezuela. Por un lado el canciller anfitrión Luis Videgaray y su homólogo estadounidense criticaron acremente a los venezolanos y trataron de influir para que la democracia regresara al país suramericano, y por el otro la representante de aquella nación sentenció a México para que se ocupe de sus problemas, que no son menores, como el crimen organizado, los miles de muertos que ensangran sus calles, la desigualdad social, etc.

  Entre los países que han deplorado los 72 asesinatos en 83 días continuos de protesta en la nación suramericana, destacan  México junto con otras importantes naciones del continente, como Argentina, Chile, Colombia, Panamá, Brasil, Canadá y Estados Unidos. Ahora, ¿Por qué si son en total 20 países los que están en contra de la forma de gobernar del señor Maduro, la polémica solo se centra con México? Quizás, la respuesta es una sola, pero las hipótesis pueden ser muchas.

Se dice que para entender el presente, hay que estudiar el pasado. Hugo Chávez es el padre de la Revolución Bolivariana y llegó al poder cuando en México gobernaba Ernesto Zedillo Ponce de Léon. Luego, mientras Chávez tan solo tenía dos años en el Palacio de Miraflores, Vicente Fox rompió con la hegemonía del PRI y ocupó la primera magistratura en el 2000. No obstante, fue en el 2005, cuando ocurre el primer enfrentamiento verbal , cuando Chávez llamó a su homólogo mexicano “Cachorro del imperio”, lo que generó una profunda crisis diplomática. Es decir, este careo, se produjo un año antes de la contienda electoral entre Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador.

Incluso, para esa época, en México intentaron relacionar al entonces candidato de la coalición “Por el Bien de Todos”, con el extrovertido y altisonante presidente venezolano, algo que fue negado por ambos líderes, cada uno desde su trinchera.

Ahora, un  año antes de las elecciones presidenciales, vuelve a surgir otro impasse entre ambos ejecutivos. Con la diferencia, que esta vez no es el PAN contra Caracas, sino el PRI contra todo lo que tenga que ver con Nicolás Maduro. Quizás, solo se trata de coincidencias electorales.

Sin embargo, la prensa mexicana le ha dedicado centimetraje en los periódicos y minutos en los noticiarios de televisión a las palabras del canciller Luis Videgaray Caso y su par suramericana, Delcy Rodríguez. Incluso, un día después de la reunión en Cancún, tres rotativos de Yucatán colocaron en sus portadas el tema Venezuela: Uno de ellos, haciendo mención a que 20 países no están de acuerdo con Maduro, uno destacó la muerte de un estudiante al tiempo de la sesión de la OEA, mientras que otro, dedicó su tapa a la aparente victoria de Venezuela en el organismo internacional, aunque al igual que la canciller bolivariana, descalificó a la OEA.

México acusa a Venezuela de ser una dictadura, que el régimen de Nicolás Maduro asesina a su propio pueblo, y argumenta la crisis humanitaria que se vive en un país petrolero. Mientras, la respuesta de Caracas, es que se investigue los 43 muertos de Ayotzinapa, habla sobre los asesinatos a periodistas y exalta la industria del narcotráfico. Aunque, Venezuela también tiene su mancha con este tema debido a que en par de ocasiones el Departamento de Estado de Washington ha señalado al vicepresidente de la República Bolivariana, Tareck El Aissami, como colaborador del imperio de la droga internacional

Ciertamente, México no es perfecto, como lamentablemente no lo es ningún país de América Latina, pero tampoco es la golpeada tierra que libertó Simón Bolívar. En México hay una institución armada no partidista, en México hay libertad de expresión, y si nos vamos a casos más sencillos, que tienen que ver con el pueblo, en México hay medicinas, en México hay pañales en cada esquina, en México hay tortillas, mientras que en Venezuela, desde hace rato, se acabó la arepa. Esto último, no es coincidencia electoral.