40 vendedores ambulantes asfixian la 65 con ollas, tamales y hasta plantas de ornato.

25 de julio de 2013

40 vendedores ambulantes asfixian la 65 con ollas, tamales y hasta plantas de ornato.

Los meridanos de ayer conocían la calle 65 entre 56 y 54 como el “El paseo de las bonitas”. Una vía amplia, limpia y libre que solían recorrer las jóvenes en busca de esparcimiento y ataviadas con sus largos y elegantes trajes de moda. Los meridanos de hoy no tuvieron aquella suerte: la calle 65 entre 56 y 44 es un caos de vehículos y viandantes, convertida en mercado persa por la gran cantidad de vendedores ambulantes que hicieron de ella su coto.

Ahí, en la confluencia de la 65 con 54, cada mañana, a partir de las cinco, se aposta nuestro informante con su cargamento de tamales en tremenda olla. Los vende “a 3 x 10” con todo y salsa, pero el negocio no es suyo, trabaja por comisión, “mientras más vende, más gana”. Así como él hay decenas o cientos de personas con similar rutina que también son empleados, tienen un patrón que los ubica en puntos estratégicos del centro de la ciudad. A ellos deberá ubicárseles con una denominación especial: “ambulantes empleados”.


Este singular vendedor confirmó a Cadena Rasa que su patrón sí cuenta con un permiso para vender –se cree que es un solo permiso que utiliza para amparar a todos sus vendedores–­, es precisamente ese patrón en el que los ubica y les da la mercancía para vender: ocupa mínimo espacio, sólo lo que cubre una cubeta puesta de cabeza y sobre la que descansa la olla de los tamales.


Pese al calor característico de la cuidad blanca, con bebidas refrescantes los ambulantes permanecen es sus espacios para vender, porque trabajarán en la ilegalidad, pero también tienen una familia que mantener. La mayoría ha ideado además de improvisar su puesto, tener una sombrilla lo suficientemente grande para que al menos puedan evitar los rayos directos del sol mientras trabajan.

En la calle 65 entre 56 y 54 hay actualmente 40 ambulantes, de los cuales uno vende en el piso, 11 sobre cajas, uno en un diablito, uno en una estructura con llantitas, 6 sobre una mesa, sea o no improvisada, uno sobre un bote, 7 extienden sus productos sobre una reja y 12 que con cajas y rejas forman una estructura para exhibir la mercancía.

Entre lo ofertado se pueden encontrar zapatos tenis, pulseras, collares, fruta, cacahuates, pilas, tamales, bermudas, plantas, cinturones, calcetines, ropa, juguetes, queso y si no es suficiente, algunos locatarios, reclaman su parte de banqueta y se extienden fuera del local, “para que no les tapen la entrada los informales”.

La calle 65 entre 56 y 44 es un caos de vehículos y viandantes, convertida en mercado persa por la gran cantidad de vendedores ambulantes que hicieron de ella su coto.

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