Se cumple 40 años de la Promulgación de la Ley General de Población

Los lineamientos que han regido la Política Nacional de Población desde hace cuatro décadas,  se establecieron en la Ley General de Población publicada el 7 de enero de 1974 por el entonces presidente Luis Echeverría Álvarez. A partir de ese momento se ha reconocido la necesidad de conducir los fenómenos demográficos en armonía con la política económica y social del país, coadyuvando principalmente al control del crecimiento poblacional.

La Política de Población de 1974 fue necesaria y oportuna en ese momento, cuando la tasa de crecimiento demográfico del país alcanzó uno de los niveles más altos del mundo, lo que implicaba que la población se duplicaría en tan sólo 20 años.

 Asimismo, los lineamientos de la Ley se basaron en una política profundamente humanista que ha sustentado sus acciones en el reconocimiento, promoción y respeto de los derechos humanos fundamentales, como son los relativos a la libre elección en materia reproductiva y la libertad de tránsito y asentamiento, entre otros.

La esperanza de vida al nacimiento de la población yucateca que en 1974 era de 62.8 años, para 2014, según las proyecciones de población del COESPO, se estima en 75.4 años. En los hombres, la esperanza de vida se incrementó más de 10 años, al pasar de 60.5 en 1974 a 72.9 años actualmente.

 Por su parte, las mujeres viven hoy 13 años más en promedio que en 1974, ya que en ese año su esperanza de vida era de 65 y en 2014 se estima de 78 años. Cabe destacar al respecto que las mujeres yucatecas tienen una esperanza de vida mayor de 3 años a nivel estatal y de 2 años más con relación a la esperanza de vida que registra la media nacional.

Por otro parte, la tasa bruta de mortalidad  en Yucatán que en el año de 1974 era de 8.9 defunciones por mil habitantes, hoy en 2014 se estima en 5.9, en tanto que la tasa de mortalidad infantil, que en el año 1974 era de 66.5 defunciones por mil nacidos vivos, en 2014 se estima en 10.9, aunque esta cifra es significativa, se reconoce que todavía queda mucho por hacer.