¿Quien se hará responsable de los lesionados del accidente del sábado?
31 de octubre de 2012
“Yo vi como sucedió el accidente, yo estaba de copiloto y vi como la camioneta iba en zigzag hasta que nos choco”.
Palabras más palabras menos de un testigo que narro en nota publicada en el diario de Yucatán que viajaba en la unidad de transporte público que fue impactada por la Ford Ranger conducida por el hoy desaparecido Ray Torres, accidente donde este perdiera la vida.
José Francisco de 34 años de edad y albañil por oficio se levanta todos los días desde temprano para buscar trabajo y llevar el pan a su casa con lo poco que a veces logra ganar.
El pasado sábado al parecer, la suerte estaba de su parte, logro juntar unos pesos después de hacer “una chambita” y para coronar el día, le toco ser el primero en abordar “la combi” que lo llevaría a su casa, él y sus compañeros terminaban su jornada.
Francisco le toco ser el copiloto para este viaje, y para hacer ameno el trayecto comienza la plática con chocha (chofer de la unidad), pero en una curva del camino le llamo la atención el conductor de una camioneta blanca que venía de frente, presuntamente dormido con la cabeza hacia atrás, la camioneta se viene directo hacia ellos, es inevitable el impacto, chocha no puede esquivarlo.
El ruido del golpe es acompañado por gritos y el llanto de una niña con el rostro lastimado.
Francisco logra bajar del vehículo, auxilia a los demás, no siente dolor, la actitud de sobrevivencia lo hace reaccionar para ayudar, chocha esta prensando entre el volante, se queja, Francisco grita ¡hay que sacarlo!
Vehículos que pasan por ahí se detienen para socorrer a los heridos, la unidad de la ruta Tecoh-Merida iba llena.
Francisco y los ocupantes de la van no saben quién es la persona que iba en el otro vehículo, responsable del percance, solo han visto que los paramédicos le han puesto una sabana a su cuerpo sin vida.
Francisco y sus amigos son trasladados, se alejan entre ruidos de sirenas del lugar de los hechos, son llevados a un hospital.
Llegan al O’Horan son las 6 pm, les toman radiografías y después esperan sentados en el frío piso de los pasillos del nosocomio, les dicen que no hay camas, él y sus amigos tienen sed, hambre pero no pueden salir, ya que son avisados que tienen que cubrir los gastos de las radiografías, y como si fueran presos permanecen tirados en los fríos azulejos del piso del hospital.
Francisco se pregunta ¿Qué culpa tengo? ¡yo era copiloto! ¿Por qué no me dejan salir? ¡yo no tuve la culpa!.
Acto seguido él y sus amigos como prófugos deciden abandonar el hospital donde jamás los atendieron.
Francisco ahora se pregunta cómo le hará para recuperar todo lo invertido en medicinas y en su consulta.
Los responsables de la ruta donde viajaban no responden, el presunto culpable del accidente ya no está, supo que le rindieron homenajes.
Francisco no puede trabajar sigue lesionado, su familia ¿qué comerá? Eso se pregunta mientras se duele de los golpes que sufrió.
¿yo qué culpa tengo? ¡yo era copiloto!.
Francisco es uno de ellos y cuenta como vio y vivió el accidente.