"Políticos Corrosivos..."
29 de mayo de 2017
El hecho innegable es que una o más personas dañaron 53 tramos de 35 calles recién repavimentadas por el Ayuntamiento de Mérida y que usaron ácido sulfúrico que, de acuerdo con quienes saben, se activa con el agua. ¿El supuesto? Que si hubieran calculado bien y nos caía una llovía habría 53 tramos con baches en las nuevas vialidades y entonces no se la hubiera acabado el alcalde por más explicaciones que diera.
¿La sospecha? Es que quien o quienes lo hicieron tuvieron que planear muy bien el trabajo pues en ninguna de las 35 calles, por los cuatro puntos cardinales de la ciudad, había cámaras de la policía; que el trabajito se lo echaron máximo en dos noches, que se movieron en vehículos y que el ácido sulfúrico no lo adquirieron en la tienda de la esquina porque usaron gran cantidad y su venta no es muy común.
¿Lo probable? Es que la acción obedezca a un hecho político más que de vandalismo y que el objetivo haya sido Mauricio Vila, principal activo electoral del PAN y con el mejor puntaje para la candidatura al gobierno del Estado. Con esta premisa el número de sospechosos se reduce considerablemente y la Fiscalía podría comenzar su investigación en el círculo rojo.
¿Cómo llegar al actor intelectual? Como en la tele, ¿a quién beneficia, a quién perjudica, quién tiene la posibilidad de hacerlo, quién la fuerza y los recursos para conseguirlo, quién cuenta con antecedentes?
¿Lo ineludible? La información. Las autoridades están obligadas a informar, y hacerlo a la brevedad posible, de sus pesquisas. De lo que están haciendo, de lo que harán y de los resultados. De lo contrario, las suposiciones y acusaciones de todo tipo correrán como reguero de pólvora de boca en boca y por las redes sociales y es muy probable que dañen y afecten la imagen de mucha gente que no tiene vela en ese entierro.
Además, de acuerdo con nuestra Constitución nos asiste el derecho de estar informados y precisamente la ignorancia en que nos tienen en asuntos oficiales y de nuestra incumbencia ha generado un país de desconfiados y esto nos lleva como sociedad a una disolución más corrosiva que el sulfúrico, al grado que nada le creemos al gobierno y estamos atentos a ver no quién la hace sino quien la paga.
En otras palabras, a los mexicanos nos vale lo que ocurra en el país; sean verdes, azules o amarillos ya no les creemos, para la gran mayoría todos son corruptos, pensamos que nuestra legislación sirve para nada y para lo mismo, que el crimen organizado puede más que nuestro Gobierno y que la corrupción es el pan nuestro de cada día y que viviremos con eso per sécula secularom pues ya nada se pueda hacer.
Nosotros no éramos así, nuestras autoridades han abonado a esa desconfianza en la que estamos inmersos y este caso del ácido sulfúrico puede ser una muestra del silencio cómplice, de cómo el Poder se pasa por el arco del triunfo cualquier cosa que le convenga, cuando así lo requieran sus intereses.
Dice el dicho popular que tanto peca quien mata la vaca como quien le jala la pata. Por tanto esperemos conocer, en breve, al o los responsables del callecidio y al autor intelectual, pues no vemos por el momento alguna razón que no sea política.
Nota escrita por
Manuel Triay
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