"Papá abarca más que cuatro letras"
16 de junio de 2017
Fue el lunes 25 de septiembre de 2007 casi a las 7 de la noche cuando por primera vez me convertí en padre, pasaron muchas cosas por mi mente, mi hijo tendría que irle a mi equipo, ¡porque por supuesto que le encantaría el futbol!, escucharía buena música, ¡claro conocería la historia de Ringo, George, John y Paul!, se dedicaría a los medios de comunicación ¡porque tiene que seguir los caminos de su padre!, ¡es más hasta ya tenía para él la ideología política perfecta!, todo preparado según yo, para no cometer los “errores” que tanto critiqué de papá.
Al pasar de los días, de los meses, de los años, las cosas se fueron transformando, hasta yo, porque al levantar la voz para reprender el despilfarro de energía eléctrica en casa, me había convertido en mi padre, al decir “Ahora no, porque tengo mucho que hacer”, ya era él, porque a menudo lo recreo a la perfección cuando llego a casa con la cara alargada y pidiendo solo tranquilidad en la soledad de mi habitación, al tiempo que tras de mí azoto la puerta.
¿No sé en qué momento se activó en mí, todo ese glosario de frases célebres? como: “Mi deber es trabajar y el tuyo es estudiar”, “es la última vez que recibo alguna queja de ti”, “en esta casa ya sabes cuáles son tus obligaciones”, sin duda alguna herencia de mi padre, a quien agradezco muchos ejemplos de esfuerzo para conseguir el pan para tres hijos.
A tanto años de mi vida, comprendo que ser papá no es cuestión solo de transmitir gustos, deportivos, musicales o políticos, nadie me dijo que sería tarea fácil, consiente soy de ello.
Hace unos días el mayor de mis hijos me invitó a su actividad escolar dedicada a los padres, me hizo reír, correr, bailar, volver a ser niño, al mirarlo feliz comprendí, no soy solo su papá, soy su héroe, su ejemplo, su orgullo, ante esta gran encomienda yo no pienso claudicar, porque la vida toma más valor cuando alguien te llama, papá.
Nota escrita por
Rigel Alonzo
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