Le ofrecen a Mujica un millón de dólares por su ‘Vochito’ 1987

06 de noviembre de 2014

Le ofrecen a Mujica un millón de dólares por su ‘Vochito’ 1987

Un jeque árabe y un embajador mexicano ofrecieron pagar hasta un millón de dólares por el viejo automóvil particular Volkswagen Fusca del presidente uruguayo José Mujica, quien usaría el dinero para financiar proyectos sociales en su país.

El "Escarabajo" celeste de 1987 que conduce el mandatario cobró tanta fama como su austero propietario, quien al asumir la presidencia en el 2010 prefirió continuar viviendo en su chacra en un modesto barrio de Montevideo, antes que en la residencia reservada para los mandatarios y sus familias.

Por el coche, valuado en 70 mil pesos uruguayos (unos 2 mil 900 dólares), un jeque árabe le ofreció a Mujica un millón de dólares durante la cumbre de países G77+China, celebrada en Bolivia en junio. El mandatario prometió pensarlo.

Me sorprendió un poco todo esto y al principio dudé y no le di tanta importancia. Pero después me llegó otra propuesta y me lo tomé un poco más en serio", dijo el presidente al semanario uruguayo Búsqueda.

Meses más tarde, el embajador de México en Uruguay, Felipe Enríquez Hernández, le dijo durante un almuerzo al presidente, un ex guerrillero de 79 años, que en su país podría subastarse por un precio base equivalente a diez camionetas doble tracción.

En todo caso y si se concreta, todo el dinero será para el Plan Juntos o lo que sea para favorecer al Uruguay", agregó el mandatario, que dona el 70 por ciento de su salario para planes sociales.

Mujica, que aún no tomó una decisión, también estaría pensando la opción de destinar el monto a una nueva Universidad Tecnológica a ser desarrollada en el interior del país sudamericano.

Felipe Enríquez también quiere comprar el volkswagen

La ambición le ganó otra vez. Y el priista Felipe Enríquez decidió buscar la Alcaldía de Monterrey arrastrando un pesado lastre de propiedades y fortuna que no puede explicar.

Inoportuno lastre, porque con su candidatura por la capital regia también obliga a su compadre Enrique Peña Nieto a llevar a cuestas la pesada carga.

Pesada fortuna que empezó con Isla Blanca, al norte de Cancún, siguió con Ucú, al poniente de Mérida, y ahora abre otro capítulo de tráfico de influencias en Tulum, Quintana Roo, donde su cuñado y prestanombres en Isla Blanca es socio.

Ésta es la tercera ocasión que Reporte Indigo descubre propiedades de su familia.

Tierras todas con litigios ejidales. Claro, sin contar su mansión en El Renacimiento, exclusivo sector de Monterrey. Su yate que desapareció de Cancún y terminó varado en una playa de Florida. O su avión privado Hawker 700 matrícula XA-BYP.

Y es que Felipe Enríquez solamente puede explicar su fortuna familiar por el tráfico de influencias y por su compadrazgo con el candidato presidencial Enrique Peña Nieto.

O su compadrazgo con la gobernadora de Yucatán Ivonne Ortega, con el ex gobernador de Tamaulipas Eugenio Hernández, o con el ex gobernador de Quintana Roo Félix González Canto.

O también con sus lazos con el ex gobernador de Nuevo León Natividad González Parás y su hermano Luis Francisco, quienes son sus socios en el proyecto de Isla Blanca al norte de Cancún.

Y es que el aspirante del PRI a la Alcaldía de Monterrey toda su vida se ha dedicado al servicio público. Ha sido desde secretario particular de la titular de la Reforma Agraria, hasta recaudador de finanzas del CEN tricolor.

Además, en los hechos y en las pruebas documentadas por Reporte Indigo queda claro que Enríquez primero trabajó en el sector público y después creó una empresa inmobiliaria.

Se trata de la compañía Inmobiliaria RCO, S.A. de C.V., constituida en 2006.

Ya para entonces, Felipe Enríquez tenía 16 años trabajando como servidor público.

Empezó en 1991 como director de Atención a la Juventud del Municipio de Monterrey y luego fue secretario particular del presidente municipal.

Puestos que le concedió el entonces alcalde priista de Monterrey, Benjamín Clariond Reyes, padrino político de Enríquez.

Hijo de un hombre que vendía seguros de vida de Aseguradora Azteca, durante sus primeros 16 años como servidor público, Enríquez fue diputado federal suplente y diputado local, pero también ocupó dos cargos que son claves para entender su riqueza inexplicable.

Éstos fueron la Secretaría Particular de la titular de la Reforma Agraria María Teresa Herrera Tello en 2001 y la Dirección de Fomento Metropolitano de Monterrey entre 2003 y 2005.

Dos puestos desde donde el hoy candidato del PRI a la Alcaldía de Monterrey detectó tierras ejidales en litigio, oportunidades para apropiarse de predios y reservas territoriales del estado de Nuevo León.

Ya con ese privilegio desde el servicio público, en 2005 inició su relación con el Grupo Atlacomulco del Estado de México y con quien años después se convertiría en su compadre, Enrique Peña Nieto.

Porque Enríquez llevó sus hallazgos, sus oportunidades sobre tierras ejidales, como tarjeta de presentación con el mismísimo padrino de Peña Nieto.

Con Arturo Montiel Rojas, a quien Enríquez le coordinó la campaña como precandidato del PRI a la Presidencia de la República.

Fue en el año del Tucom (Todos Unidos Contra Madrazo) cuando Montiel Rojas fue exhibido, precisamente por el equipo de Roberto Madrazo, debido a su fortuna inexplicable y la gran cantidad de propiedades que tenía en distintas entidades del país.

Claro, al calor de la campaña, porque Madrazo a su vez fue cuestionado por sus contrincantes.

De esas experiencias en la detección de propiedades ejidales en litigio o intestadas, factibles de ser registradas a nombre de un tercero, surgió la idea de que el actual candidato a la Alcaldía regia se convirtiera en presunto asesor inmobiliario.

Pero,  ¿asesor de bienes raíces de quién?

De sí mismo, de su familia y de sus compadres políticos.

Un estudiante de Derecho de la Universidad de Nuevo León que viajaba en transporte urbano y con un padre que vendía seguros se convirtió en asesor inmobiliario después de trabajar 16 años como servidor público.

De la nada, Felipe Enríquez creó la empresa Raíces Consultoría, S.A. de C.V., que usó para adquirir tierras en Isla Blanca, al norte de Cancún, Quintana Roo, así como en el Ejido de Ucú, al poniente de Mérida, Yucatán.

Y de ahí ha creado al menos otras tres razones sociales para negociar y apropiarse de tierras en Yucatán y Quintana Roo.

Se trata de Desarrollos Punta Piedra, S.A. de C.V., para adquirir casi 4 hectáreas de tierras frente al mar al sur de Tulum.

Consorcio GH, S.A. de C.V., en el que aparecen familiares del ex gobernador Natividad González Parás y que a su vez es una compañía socia de otras empresas para apropiarse de varias hectáreas en Isla Blanca.

Y también la empresa RYR, S.A. de C.V., para asociar las compañías ligadas a Enríquez con las de la familia del ex gobernador Natividad González Parás y con las de los socios españoles del grupo hotelero Martinon.

En casi todas las empresas que formó el compadre de Peña Nieto, utilizó a su cuñado Hugo César Flores Toba como prestanombres.

Incluso, en la empresa Raíces Consultoría aparece una cesión de acciones del candidato a la Alcaldía Monterrey a su cuñado Hugo César Flores Toba.

Pero, por más que trató, Enríquez no pudo ocultar su fortuna. Y como candidato a la Alcaldía de Monterrey, está llevándose de encuentro a su compadre Enrique Peña Nieto.

Un jeque árabe y el embajador de México en Uruguay se "pelean" la compra del antiguo VolksWagen 1987 del mandatario "más pobre del mundo".

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