La tradición milenaria de cambiar el nombre real de los sumos pontífices

11 de marzo de 2013

La tradición milenaria de cambiar el nombre real de los sumos pontífices

Desde el año 996, cuando un Sumo Pontífice decidió utilizar un nombre distinto al suyo, las denominaciones papales más usadas han sido: Juan en 23 ocasiones, Gregorio 16 veces y Benedicto en 15.



La tradición de los papas a renunciar al nombre de bautismo tiene su origen en el cambio de nombre del apóstol Simón de Betsaida, a quien Jesús de Nazaret lo renombró Pedro cuando le confió la misión de evangelizar al mundo.



El apóstol Pedro es el primer Sumo Pontífice en la historia del catolicismo. Desde su muerte como mártir en el año 64 en Roma, ningún papa ha llevado el nombre de este pescador galileo.



Desde hace mil años, los papas sólo han elegido 81 nombres nuevos en sus ministerios apostólicos.



El primer papa que cambió su nombre fue Gregorio V, quien en el año 996 renunció a su nombre real, Bruno. Por lo común, los pontífices toman su nuevo nombre de un santo, de una versión latinizada de su nombre de real o de un familiar.



Nombres como Pedro, Anacleto, Ponciano o Eusebio se han utilizado una sola vez. Juan Pablo I y Juan Pablo II han sido los únicos papas que han usado un nombre compuesto. Otras denominaciones han sido: Clemente en 14 ocasiones, León en 13, Inocencio y Pío en 12, Esteban en 9, Urbano en 8 y Alejandro en 7.

El apóstol Pedro es el primer Sumo Pontífice en la historia del catolicismo.

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