“Hace 20 años, cuando nos impusieron a Los Montejo”

10 de marzo de 2021

foto: redes

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El pasado lunes, en el marco del Día de la Mujer, un grupo de feministas pintarrajeó el Monumento a los Montejo, ese que algunos refieren como el de los soldaditos de plomo, ahí,  en el Remate de Paseo de Montejo.

En un grupo de Whats, una amiga feminista se molestó por el acto, calificándolo de vandalismo. Ante ello, un amigo respondió: “Vandalismo es la destrucción por el gozo de destruir”, en este caso, la pinta se debió a la manifestación de la deuda histórica que se tiene. A las 4:30 de la mañana desperté pensando en ello. Hice un recuento de ese monumento.

La primera vez que lo vi, fue en una reunión, hace 20 años, en que se nos invitó a un grupo numeroso de asociaciones a ser parte de la Red Pro Yucatán. En esa reunión tenían una réplica a escala de ese monumento que aún no se construía. También se nos dijo que el objetivo de la junta era que entre todas las asociaciones incidiéramos ante el Gobierno para impulsar las agendas de cada una.

En 20 años, unas pocas asociaciones se apoderaron de la agenda y se dedicaron a dos cosas, combatir el derecho de la mujer a decidir y en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo. Cuando indicamos que esos no eran los temas prioritarios, simplemente nos dejaron de hablar.

El monumento a los Montejo, para muchos, significa el homenaje al estatus quo, es decir, a que las cosas sigan igual, favoreciendo a los grupos sociales criollos, es decir, a los blancos. Hubo mucha oposición a ese monumento, sin embargo, cuando el alcalde César Bojórquez iba a dejar el Ayuntamiento, se lo plantó a los meridanos, justo cuando no tendría consecuencias políticas para él, además, ya había perdido el Gobierno municipal ante Angélica Araujo. Muchos interpretamos la construcción de ese monumento como un deseo del alcalde de quedar bien con grupos sociales que son influyentes y poderosos.

Ya con este contexto, cabe señalar que es un monumento que se vincula con el grupo de poder al que pertenecen las rezanderas, esas mujeres que se instalan frente a la clínica de la Dra. Sandra Peniche y que en lo personal, me evocan los tiempos de la inquisición.

Los Montejo son antepasados de la llamada “casta divina” y su propuesta conservadora, además de ser personajes que suelen causar mucha indignación entre activistas maya hablantes. Que nadie se equivoque, al menos en Yucatán, las feministas son progresistas y el que les llame conservadoras es porque no entiende nada.

El lunes, las mujeres que pintaron ese monumento mandaron un mensaje, César Bojórquez nos impuso ese monumento y nosotras no lo queremos.

Ya salió el sol, creo que ya no me dará tiempo de regresar a la cama. Inicia un nuevo día. Desde que entró María Herrera Páramo a la Secretaría de la Mujer me dejaron de invitar a sus consejos… ¿Cómo llegué ahí? ¿Quiénes pidieron mi cabeza?… esa es otra historia.

Escrito por...

Bernardo Laris

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