¡Gracias a Dios es viernes!

¡Gracias a Dios es viernes! Me impresiona cómo una frase que se popularizó durante mi juventud me ha perseguido toda la vida. El viernes trae aparejada una sensación de que ya terminó la semana y hay que descansar… o destramparse, lo cual no es nada recomendable en tiempos de pandemia.

Los que sí están destrampados son los que soñaron con ver la salida de Trump de la Casa Blanca, y aunque yo soy uno de ellos, no estoy del todo de acuerdo con algunos festejos. Los videos y memes circulan por todas partes, en particular hubo uno que me sorprendió por su creatividad y producción.

Con excelentes animaciones se observa a la estatua de la libertad, a las de Abraham Lincoln y de Martin Luther King, entre otras de muchos libertadores gringos, cantar y bailar de alegría al tiempo que despiden a Donald Trump. Sin embargo, el discurso del presidente Joe Biden es de unidad, y si la unidad nos interesa, no caben las burlas. Una sociedad que se divierte del bulling, nunca logrará tener un pueblo bueno, tolerante, diverso y solidario.

Me es difícil entender que cristianos y católicos radicales hayan visto en la figura de Donald Trump al salvador de los valores éticos que necesita la sociedad ¿Cómo es posible que una persona religiosa anteponga los prejuicios al amor? Ya cada quien enfrentará su propio juicio ante el creador magnánimo como para que entre nosotros además, le hagamos la vida insufrible al que no piensa como uno.

Me alegra la llegada de Biden, pero su llegada no es un triunfo que implique derrotas, es un llamado a la reflexión para construir una sociedad más justa, incluyente y ¿por qué no? ¡alegre!