¡Gracias a Dios es viernes!

Desde que vi la película ¡Gracias a Dios es viernes! cada viernes agradezco a Dios. Incluso los viernes de pandemia. Entrar al fin de semana, aunque sea con restricciones, siempre es maravilloso.

Durante esta pandemia, ya no recuerdo si porque lo escuché o lo soñé, anoté que no hay nada más parecido a un político mexicano que otro político mexicano. Es una frase graciosa que tiene sus aristas. Es obvio que no todos los políticos son iguales, entre ellos los hay decentes e indecentes ¿cuál sería la diferencia?

Considero que un político indecente siempre antepone su interés personal al del grupo que dice servir. Un político decente sería aquel que evalúa todos los intereses en riesgo que hay alrededor de la decisión que va a tomar. Claro que si lo vemos así, resulta que cada vez es más difícil encontrar personas, políticos o no, que actúen de manera altruista, pensando siempre en el bien del grupo en lugar del suyo.

Cuando joven, existía en el ambiente el deseo de algún día tener las instituciones que los Estados Unidos presumían, ese era el anhelo. Hoy en día, tras el Gobierno de Donald Trump, queda la sensación que cada vez se ellos se mexicanizan más, si es que es correcto decirlo así.