Felices pascuas.
01 de abril de 2013
Como cada año, el regreso de la Semana Santa o Semana Mayor, recuerda cómo se manifiesta la religiosidad en distintos lugares.
En Acanceh, los latigazos, la corona de espinas, el recorrido con la cruz a cuestas, la pequeña hija de Feliciano Tec angustiada por el maltrato que unos hombres vestidos de antiguos romanos propician a su padre; las tres cruces levantadas al pie de la pirámide maya, exponiendo tres cuerpos casi desnudos, apoyados de los pies en una pequeña base y deteniéndose con las manos de unos clavos ingeniosamente construidos para evitar la caída y aterrorizar al espectador.
Baca, Ticul, Tizimín, Valladolid y algunas colonias de la capital, como la Juan Pablo II y Pacabtún vivieron también sus respectivas representaciones del vía crucis. Pero no fueron los únicos. Al igual que en Yucatán, en muchos rincones del planeta los cristianos reconstruyeron la pasión de Jesucristo, siendo, quizás, la más sangrienta, la realizada en Filipinas, donde cientos de personas se prestan para ser clavadas en sus respectivos maderos. Con tanto sufrimiento, los fieles buscan, o el perdón de Dios o dar gracias por los favores recibidos.
Tanta sangre, tantas caídas, los latigazos recuerdan la fragilidad humana y su necesidad por encontrar en la fe la esperanza de un mundo que triunfe sobre el mal.
Ya es lunes primero de abril, de nuevo un mes que inicia. La Semana Santa ha quedado atrás y la fe de los cristianos se renueva con el mensaje de Cristo resucitado. Para todos ellos ¡felices pascuas!
Editorial 1 de abril 2013