Encuentro con un escultor que no cumple las expectativas

24 de febrero de 2014

Encuentro con un escultor que no cumple las expectativas

Un cambio imprevisto en el horario de la charla del escultor Sergio Antonio Peraza Ávila en la Facultad de Arquitectura nos invitó a esperar dos horas en una antigua celda del viejo claustro que perteneció al único monasterio franciscano de Mérida, ubicado en el barrio de la Mejorada.

En ese tiempo, pacientemente nos hicimos una especie de retrato hablado del artista capitalino. Lo imaginamos como una persona sabia, refinada, espiritual, emotiva y, sobre todo, un hombre ya entrado en años enfundado en un traje impecable. Sin embargo, cuando su voz jovial rompió el silencio del recinto colonial su imagen real no llenó las expectativas. Era un personaje inquieto,  atento, un come años de 47 años que parecía de treinta y tantos, y que vestía pantalones de color amarillo mostaza.

Así conocimos este lunes al escultor Sergio Peraza, cuyas obras se encuentran tanto en el Museo de la Canción Yucateca de Mérida como en la embajada de México en Shangai, literalmente al otro lado del mundo.

El artista plástico tiene una energía especial y la empatía que evoca no es coincidencia. Sus genes tienen un vínculo arraigado con Yucatán, tierra donde nació su padre el escultor Humberto Peraza y Ojeda, que tiene 87 años y es autor de más de 3,000 obras, entre las que podemos mencionar la monumental estatua ecuestre de Pedro Infante, cuyo caballo que relincha parece tener ganas de salir a todo galope en el Sur de la ciudad.

“Mis lazos con Yucatán vienen en mi ADN. Mi abuelo yucateco, mi padre yucateco mi trajo aquí desde que era yo niño. Mi madre nació en Monterrey por gravedad nací en la ciudad de México” indicó.

Para destacar sus lazos con el Mayab, en el primer minuto de la plática Sergio presume que la noche anterior disfrutó de panuchos. Se considera un hombre que combina la riqueza de las culturas del Norte y del Sur del país. Su señora madre, Angelina Ávila de Peraza nació en Monterrey.

De las manos de Sergio han salido obras que retratan al oceanógrafo Jacques Costeau, y a músicos mexicanos como Consuelo Velázquez, Luis Alcaraz, Gonzalo Curiel y José Alfredo Jiménez, entre otros más que se ubican en la Plaza de los Compositores de la Ciudad de México.

“Para la UADY hice la escultura de don Silvio Zavala cuando tenía 90 años. Estaba contento. EL me posó Ahora tiene 105. Hice también la estatua de Felipe Carrillo Puerto que está en la biblioteca de Ciencias Sociales” señaló.

También ha esculpido a estrellas de la literatura como Amado Nervo, Carlos Fuentes, Gabriela Mistral, Octavio Paz y Mario Vargas Llosa.

Con motivo de los 92 años de la fundación de la UADY, Sergio Antonio Peraza Ávila dictó una conferencia a alumnos de la licenciatura de Artes Visuales de la Facultad de Arquitectura.

Sergio Antonio Peraza Ávila destaca sus lazos entrañables, tanto familiares como profesionales, con Yucatán, donde nació el hombre que le enseño el arte.

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