En Mérida tenemos algunas ventanas rotas...
15 de mayo de 2018
El Lic. Víctor Caballero Durán hizo favor de compartirme un texto titulado “Teoría de las ventanas rotas”, en resumen el texto indica que el vandalismo tiene su origen en el desinterés y la despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia. Así, los delitos crecen en las zonas donde el descuido, la suciedad y el maltrato son mayores.
“Si se cometen ‘pequeñas faltas’ como estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja y estas pequeñas faltas no son sancionadas, entonces comenzarán a desarrollarse faltas mayores y luego delitos cada vez más graves”.
“Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás”.
Entre los restos del espejo veo reflejadas situaciones que antes no sucedían en Mérida como autos estacionados en línea amarilla o vecinos que se apropian de los frentes de sus casas. También se reflejan viejas costumbres que perduran como la venta de piratería en el Centro a los ojos de autoridades que se pasan la bolita unas a otras.
El texto comenta que en Nueva York, la política de “tolerancia cero” ayudó a disminuir los indices delictivos. “La estrategia consistió en crear comunidades limpias y ordenadas, no permitiendo transgresiones a la ley y a las normas de convivencia urbana”.
En sí, esta política es más bien preventiva. No se trata de linchar al delincuente sino de crear las condiciones para prevenir el delito, con cero tolerancia a las infracciones de la ley, tanto para autoridades como ciudadanos.
Finalmente, el texto invita a iniciar por uno mismo: arreglar y limpiar la casa, no decir malas palabras, ser un buen ejemplo para los hijos, “aceptar las consecuencias de nuestros actos con valor y responsabilidad”.
En este punto me gustaría agregar que como ciudadanos ayudaría muchísimo si tomamos conciencia de la importancia de ponernos límites. En la medida que aprendemos a auto limitarnos aprendemos a auto corregirnos; así fortalecemos el cuidado de nosotros mismos y estaremos en mejores condiciones de exigir el cumplimiento de las normas de convivencia social.
Aprovechemos la coyuntura electoral tanto para pensar en nuestro comportamiento como para preguntar a los candidatos si están dispuestos a revisar el marco legal para adecuarlo a las necesidades reales pero con el objetivo de cumplirlo y hacer que se cumpla.
Nota escrita por
Bernardo Laris
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El Espejo Roto