El espejo roto...
24 de enero de 2017
La La Land es una película, una versión moderna de aquellos musicales hollywoodenses. La La Land batió récord al ganar los 7 premios a los estaba dominada en Los Globos de Oro 2017.
El nombre hace referencia a Los Ángeles y al "la la la" del canto. En medio de la explosión de información que corre por las redes sociales, La La Land se refugia en el lenguaje del cine que hizo a Hollywood grande y ofrece una película musical con mensajes tan profundos como se le permita a nuestra mente bailar con el corazón. Quizás la frase por excelencia sea "veneramos todo pero no valoramos nada". Esta frase podemos simplificarla como una crítica a la superficialidad de nuestra sociedad.
Y a partir de ahí, el guión guía, utilizando la magia del cine, las escenas que se reflejan en los distintos fragmentos del espejo.
Por ejemplo, en varios fragmentos la misma canción que canta a la ciudad de las estrellas, donde cada estrella es la propia ilusión de un soñador. O el encuentro de ella y él, como eje rector, trayecto en el que dos perdedores entregan sus sueños al otro y transforman los fracasos en una serie de danzas al amor en la que el jazz es fundamental.
El círculo de la película ¡perfecto! Navidad, primavera, verano, otoño e invierno. Cada estación canta las canciones que le corresponden y anuncian sin ocultar el estado de ánimo que afrontará el espectador.
Un fragmento de espejo dedicado a brindar por los que sueñan, por el lío que ocasionan esas vidas cortas pero apasionadas, que cargan un corazón que sufre y aunque tontos nos parezcan, ofrecen a la sociedad nuevos colores que la llevarán a quien sabe dónde y es por eso que se les necesita.
Cada historia corresponde a un fragmento del espejo roto, y todas juntas recrean historias que pudieron ser y no son.
Al final, más allá del amor, está el compromiso con uno mismo, con nuestro proyecto de vida que la vida misma se encargará de ubicar.
Así, tras despertar del refugio en el que se convirtió el uno para el otro, cada amante construye su propio camino. Al final, solo queda la alegría de saber que al otro, le fue bien.
Nota escrita por
Bernardo Laris
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"La la la: la magia del lenguaje del cine Vs. la crudeza de las redes sociales"