El espejo roto...

03 de enero de 2017

El espejo roto...

Inició el 12 de diciembre, terminará dentro de 3 días.

Todo empezó hace 485 años cuando a Juan Diego se le apareció, en las faldas del cerro del Tepeyac, una hermosa virgen a la que hoy veneramos como Guadalupe.

Todo terminará celebrando el día que tres reyes de oriente llegaron al pesebre para adorar y regalar oro, incienso y mirra al niño Jesús, recién nacido y en quien se cumplieron las profecías.

Mientras tanto, 2017 años después, nos hayamos aquí, celebrando sucesos que contaron nuestros ancestros a sus hijos, cumpliendo puntualmente con los ritos del amor que construyen comunidad: niños cantando la rama, posadas y pastorelas, intercambio de regalos, el tan esperado cobro del aguinaldo y la capacidad que tiene para escabullirse como agua entre los dedos. Visita fugas a los pocas veces visitados, comilonas con los amigos, crudas y engordadera, construcción de propósitos y adquisición de promesas.

Lo más hermoso, las caras de los niños sorprendidos por los juguetes recibidos. La tragedia, la empinada que nos...  ¡perdón! la empinada cuesta de enero de la que ayer nos platicó el periodista Manuel Triay.

Y entonces a recoger los pedazos de espejo roto, esperanzados de encontrar las sonrisas, los momentos alegres y las muestras de amistad. Sin embargo, en varios de ellos vemos reflejadas caras de molestia por el despreciado gasolinazo. En otros vemos las filas en las casas de empeño para afrontar pagos que debemos saldar. El regreso al trabajo y el jefe inflexible exigiendo terminar lo que durante Navidad quedó pendiente. La espera para trepar al transporte público. El éxito en el face del otro en contraste con las preocupaciones propias. Los rumores de la llegada de un Trump prepotente y un 2017 incierto.

Muchos pedazos del espejo no muestran escenarios alentadores, sin embargo, la noche del 31 nos abrazamos para desearnos un feliz 2017… y esa es la consigna, esforzarnos y no perder la esperanza. Poner al pie del árbol un zapato pidiendo a los reyes magos nos hagan el milagrito.

 

Y así esperanzados, con la frente erguida, mostrando dignidad, afrontemos el año por venir. Por hoy, no queda más que decir: ¡Feliz 2017!

Nota escrita por

Bernardo Laris

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"La empinada... cuesta... y duele"

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