De elecciones y otros demonios
02 de mayo de 2013
Este año habrá elecciones en catorce estados de la República, estará en juego una gubernatura, presidencias municipales y diputaciones locales.
En el año 2009 el historiador Lorenzo Meyer, hacia un análisis sobre las elecciones que se tenían en puerta en ese año; se preguntaba si nuestro país se encontraba sin salida. En eso días del H1N1, comentaba Meyer que “en México el círculo de lo político pareciera haberse cerrado: lo antiguo no funciona pero persiste, porque lo nuevo ni siquiera tuvo la oportunidad de cuajar”.
Haciendo una retrospectiva a su columna leemos “el grueso de la sociedad está insatisfecho con el arreglo en que mal operan las instituciones públicas, pero esa insatisfacción carece de salida práctica porque el juego del poder está dominado por un sistema de partidos que no está en capacidad de desempeñar su papel como representante de los intereses mayoritarios”
Continua Lorenzo Meyer “los comicios en puerta son un ejemplo de esta ausencia de salida. Las elecciones por venir se asemejan insoportablemente a las que hemos tenido desde siempre: votaciones donde no está en juego una disyuntiva real sino un mero recambio de personal”.
“Es por ello que las elecciones son básicamente forma —muy costosa— sin contenido. Ninguna de las oligarquías que controla a los tres grandes partidos tiene la posibilidad y menos la voluntad de ofrecer una solución a la mediocridad, a la decadencia de la vida pública. Para ellas, estos malos tiempos resultan ser muy buenos: disponen de dinero público y, en la práctica, no hay forma de pedirles cuentas” comentó.
A poco menos de cuatro años de esas elecciones empapadas de crisis económica, las cosas no se ven tan diferentes, los programas sociales se empañan por la corrupción y la vigencia del texto anterior sigue preocupando.
Editorial 2 de mayo 2013