"Cuidémonos nosotros mismos"
10 de julio de 2017
Policía ejecutado: fue “rafagueado” junto con su compañero en su propia patrulla; tercer agente municipal muerto y quinto ataque contra uniformados de esa corporación. Asalto y persecución, delincuentes atracan a punta de pistola un negocio de insumos eléctricos y plomería; cacería a tiros de hampones y temor de la población a una bala perdida.
Es verdad, esa información no corresponde a Yucatán donde, al día de hoy, prevalece la tranquilidad pero, ¿qué nos garantiza que la sangre que mancha a Quintana Roo, y principalmente a la Riviera Maya, no se extienda a nuestro Estado? Hace unos años los asesinatos en la Tierra Caliente de Guerrero, y en Michoacán como en Tamaulipas nos eran ajenos, parecían de otros países por la distancia... hoy los tenemos a la vuelta, con nuestro vecino, y qué nos hace pensar qué somos inmunes.
Es cierto que el gobierno del Estado ha emprendido un proyecto de protección llamado "Escudo Yucatán" y que si continúa y se lleva conforme a lo planeado nos ayudará a cuidarnos como sociedad, pero sería infantil y hasta peligroso pensar que eso nos librará del crimen organizado: cuando éste pone los ojos en algo o alguien, o en algún lugar, ya vimos lo que ocurre a lo largo y ancho de esta ensangrentada República.
No tengo la fórmula mágica para frenar ese flagelo, y me imagino que en México no la tiene nadie, y que tal vez no existe a juzgar por el incremento de muertes que suman y suman en esta nación a pesar del esfuerzo de nuestras autoridades pero, y de esto estoy seguro, si ponemos todos de nuestra parte para cuidarnos y cuidar a los nuestros algo habremos de lograr pues dicen quienes saben que en Yucatán se ha registrado ya una infiltración de ese cáncer que amenaza seriamente a México.
De hecho en nuestro medio ha sido detenido más de uno de esos patrones de la droga, no El Chapo Guzmán pero sí gente de peso en el mundo de la delincuencia y en fuentes policíacas se sabe que entre los miles y miles de familias provenientes de otros Estados hay familiares de narcotraficantes, como también se ha comprobado con detenciones en Chelem, Altabrisa y Algarrobos.
¿Qué hacer? primero insistir en los valores familiares, sociales y cívicos, ser honestos, respetuosos y con esa base educar a nuestros hijos: vigilarlos, saber con quiénes andan, dónde y qué hacen, estar pendientes de sus costumbres, amistades, diversiones y vicios, los antros que frecuentan y cómo se comportan.
Y estar alertas y vigilantes de nuestro entorno, cooperar con las autoridades en la supervisión de todo cuando nos rodea y confiar en la ayuda que de ella podamos recibir.
Nota escrita por
Manuel Triay
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