"Cielo y mar..."
13 de noviembre de 2017
Así comenzó Rubén Darío su inmortal poema “cielo y mar”, conocido también como “Margarita, está linda la mar”. Y tras la primera estrofa el autor le cuenta un cuento a aquella princesa, le habla de un rey que tenía un palacio de diamantes, un rebaño de elefantes, un kiosco de malaquita, y una gentil princesita.
Resulta que una tarde la princesa vio una estrella aparecer, la princesa era traviesa y la quiso ir a coger. Lo malo es que lo hizo sin permiso de papá y cuando estaba de vuelta el señor la regañó e hizo que se fuera a devolverla.
Por alguna razón la Margarita de Rubén Darío me hizo recordar a la Margarita que nos visitó el fin de semana para recabar firmar que apoyen su candidatura a la Presidencia de la República.
Sí, ésta, como la otra, estuvieron con un rey rico que tenía un palacio de diamantes y un rebaño… de elefantes, y, sin permiso, resolvió salir a robarse una estrella. Mas cuando estaba de vuelta…:
El rey dijo: «¿Qué te has hecho?, te he buscado y no te hallé; y ¿qué tienes en el pecho que encendido se te ve?». La princesa no mentía. Y así, dijo la verdad: «Fui a cortar la estrella mía a la azul inmensidad». Y el rey clama: «¿No te he dicho que el azul no hay que cortar?. ¡Qué locura!, ¡Qué capricho!... El Señor se va a enojar».
Hasta aquí con Rubén Darío. Margarita dejó su palacio, el PAN, está en busca de la estrella y está empeñada en cortar el azul y eso aquí, y allá también, tiene precio. Difícilmente encuentre eco entre los suyos y difícilmente desde luego pueda reunir las ochocientas sesenta y tantas mil firmas que necesita.
Pero así las obtuviera el rey, el del PAN, ya está enojado y seguro habrá de regañarla por al ruptura que le haya hecho al azul. La verdad que sin la bendición del soberano, sin las riquezas del palacio ni el rebaño del monarca no creemos que le alcance para nada y no creemos tampoco que salga un buen Jesús en su auxilio como en el poema.
Margarita no está triste, está sola, no tiene ni la estructura ni el dinero del PAN al que dice seguir amando, y seguramente si capta votos, los que sean, se los quitará a su ex partido y eso debe tener muy contentos al PRI y a Morena. Yo diría simplemente que, como el viejo dicho, nadie sabe para quien trabaja, aunque ella debe suponerlo.
Nota escrita por
Manuel Triay
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