“Algo de intimidad…”

10 de febrero de 2021

“Algo de intimidad…”

El día de hoy platicaré algunas intimidades, por ejemplo, al iniciar la pandemia pesaba 89 kg. Con los sustos de hace un año, decidí preparar todo por cualquier desenlace que pudiera darse, sin embargo, el cierre de actividades y la histeria general, me llevaron a hacer dieta y ejercicio en casa. Baje a 74. Con el tiempo, el fastidio, la ansiedad y la incertidumbre me llevaron a dejar el ejercicio primero y la dieta después, de forma tal que hoy en día peso 82.

El lunes pasado iniciamos en casa una nueva dieta. La meta es a tres semanas. La dieta incluye un tentempié a media mañana y media tarde. Así que ayer a medio día entré a una tiendita a comprar una galleta que alguna vez me recomendó una nutrióloga del Servicio público de Salud.

Me sorprendió observar que la galletita tenía dos hexágonos, los mismos que tienen los pastelitos a los que les quitaron sus mascotas de la envoltura. Dos hexágonos tenían los cacahuates, las frituras y la bolsa de pepitas. Dos hexágonos tenían las envolturas medianas y las envolturas chicas.

Probablemente los hexágonos pueden ser vistos como parte de una política de acción positiva, ponen hexágonos para visibilizar las calorías, sodio, azúcares y grasas saturadas. Los hexágonos ayudan a hacer conciencia de que allí hay un gran problema, pero en mi caso, creo que va a ser más difícil quedarme con mi galletita cuando podría quedarme con alguna otra delicia.

Es mucho más fácil que nos digan esto sí y esto no, a que nos den un montón de opciones, cada una con consecuencias diversas. Pero debemos aprender a tomar decisiones informadas, al igual que lo hacemos con el cubre bocas.

Con respecto de este tema, la información que he recibido de infectólogos y epidemiólogos que conozco y reconozco, me llevan a considerar que es importantísimo usarlo. Sé que hay quienes no lo quieren usar, obviamente no voy a entrar en polémica pero… pero aun no entiendo como a un año de la pandemia, hay quienes han decidido no usarlo…

Escrito por:

Bernardo Laris

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